- Año: 2013
-
Fotografías:Brett Boardman
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El viejo establo en Glebe fue un hallazgo sorprendente, una oportunidad única de conservar algo del carácter y el encanto de este ecléctico barrio y que animó a nuestros clientes a aprovecharlo cuando solicitaron nuestro asesoramiento en la compra de la propiedad.
El establo se ubica en una pequeña parcela limitada en tres lados por las carreteras. El edificio era simple, básicamente una pared de ladrillos que celebra el borde urbano de esquinas y calles y se transforma en una casa con dormitorios en el lugar de los antiguos establos. Era lo más básico en alojamiento, pero la nave tenía una pátina desgastada de historias y estaba bien ubicada, abrazando el límite sur con espacio para un patio privado con vistas al norte.
Nuestros clientes comparten una visión de la vida familiar gregaria que se refleja en su hogar. Los espacios son realmente abiertos, cada habitación se conecta a las demás y al sol, y el patio actúa como una extensión natural de los espacios de vida.
La planta se mantuvo en gran medida como estaba, con la cocina en la esquina de la calle, escondida detrás de la sólida envolvente de ladrillo y se extiende hacia el living y comedor. Los dormitorios de los niños, llenos de hamacas como requisito, están ubicadas en el retorno de la planta en forma de L, con un baño de color rojo vivo en el pivote, un guiño a la orgullosa herencia venezolana de nuestros clientes.
Con la ampliación del ancho del edificio de tres a cuatro metros y el altillo-dormitorio encima de la cocina, el borde urbano de la calle se llevó a cabo por un elemento alto que avanza en la fachada, al igual que las fachadas de las tiendas; una buena respuesta urbana que marca las esquinas de los edificios como elementos distintivos de un paisaje urbano.
El establo se encuentra bajo un gran árbol de jacarandá, cuyas hojas y flores bloquean los canales y la casa se inunda cuando llueve. En respuesta, el largo y pronunciado plano de la cubierta se tiró hacia arriba sobre el dormitorio del segundo nivel y plegado hacia la parte trasera del sitio, diseñado para prevenir así la acumulación de materia orgánica y dando al edificio su distintivo perfil.
Una cinta de altas ventanas que capturan la luz y la brisa, envuelven el edificio y suben con la línea del techo permitiendo que la casa se sienta brillante pero privada, a pesar de su denso contexto urbano.
Siempre que fue posible se conservó la estructura del edificio existente, pero lamentablemente mucho estaba estructuralmente defectuoso. Lo que fue reconstruido lleva el espíritu del establo, compuesto de una paleta de materiales simples y robustos que abordan simultáneamente las restricciones del presupuesto ajustado; las losas de concreto fueron pulidas como pisos, los ladrillos reciclados se dejan como cara de las paredes internas y la estructura de madera expuesta. Las puertas y ventanas de madera aceitada y el revestimiento corrugado hacen referencia a la arquitectura vernácula de la pradera Australiana, actualmente casi olvidada en este barrio rápidamente gentrificado.
